jueves, 20 de mayo de 2010

Lover Mine (Capítulo III)

Capítulo III

Capítulo 3

Inducción, ¿Qué, como si fuera un club de mierda? –

Las palabras salían del interior del mercedes. Lash apretó las manos en el volante y miro por el parabrisas.

Tenia una navaja en el bolsillo interior de su traje Canalí y el impulso de sacar la hoja y cortar la garganta del humano fue una maldita tentación.

Por su puesto, entonces tendría el cuerpo de un muerto con el que tratar y sangre sobre todo el cuero. Ambas cosas eran aburridas.

Miró al otro lado de los asientos. El que había escogido de un grupo de cientos era su típica alimentación-inferior, narcotraficante, hijo de perra, sospechoso.

La antigua historia de abuso infantil del chico estaba escrita en la cicatriz de su cara – perfectamente redonda y del tamaño de una colilla de cigarrillo – y la dura vida en las calles se veía en sus ojos inteligentes y nerviosos. La codicia se reflejaba en como miraba el interior del coche, como si tratara de averiguar cómo hacerlo suyo y su ingenio se hacia evidente por la rapidez en que se había convertido en un distribuidor.


- Más que un club – dijo Lash en voz baja – Mucho más. Tienes un futuro en este negocio y te lo estoy ofreciendo en bandeja de plata. Mis hombres te recogerán aquí mañana por la noche –

- ¿Qué pasa si no me presento?-

- Tu elección –


Por su puesto, el hijo de puta iba a despertar muerto por la mañana, pero los detalles, detalles…

El tipo miro a los ojos a Lash. El humano no estaba construído como luchador, era más como una persona que había pegado su culo con cinta adhesiva en el vestuario de la escuela. Pero estaba muy claro que la sociedad necesitaba dos tipos de miembros: Los que ingresaban el dinero y soldados.


Después de que el Sr. D tuviera alcance al parque Xtreme y viendo que se movían la mayoría de los productos, esta pequeña y nerviosa mierda con mirada de reptil se encontraba en la parte superior del montón.

- ¿Eres gay?- dijo el chico

Lash permitió que una de sus manos se deslizara del volante y se colocara sobre el bolsillo de su chaqueta – ¿Por que preguntas eso?-

- Hueles a uno y también te vistes como uno –

Lash se movió rápido, su objetivo no tuvo ni el tiempo para moverse en el asiento. Con una estocada rápida la hoja afilada golpeo el lado derecho del cuello blanco, justo en el pulso vital.

- La única forma en que lo puedo hacer es matando a los hombres – dijo Lash - ¿quieres follar así, porque yo estoy dispuesto–

Los ojos se abrieron como los de los dibujos animados y el chico tembló en su ropa sucia.

- No… no tengo problemas con los maricas-


El imbécil nolo entendió, pero daba igual- ¿Tenemos un trato? – dijo Lash al presionar la punta del cuchillo, la sangre broto en una burbuja y Lash se quedo donde estaba durante una fracción de segundo tratando de decidir si bajaba el metal brillante o suavizaba los pliegues de la piel.

Movió la hoja serpenteando y se asomo un chorro rojo rubí.

- Por favor… no me mates-
- ¿Cuál es tu respuesta?-
- Sí, lo haré-

Lash continúo presionado, mirando la sangre correr era mas difícil.

Se quedo momentáneamente cautivado por la idea de que si tomaba el arma y la empujaba un poco mas a través de la carne, el humano dejaría de existir, como un aliento de aire desapareciendo en una noche fría.

Le gustaba sentirse como un Dios.

Cuando los labios agrietados del chico emitieron un lloriqueo, Lash cedió, con una rápida lamedura limpió la hoja y tiro el arma cerrada – te va a gustar en lo que termina. Te lo prometo-

Le dio al hombre una oportunidad para recuperarse y sabia que no iba a pasar demasiado hasta que el niño recuperara la compostura. Las toallitas- limpia-culo como esta te anian el ego como los globos. La presión, en particular la del tipo que viene con un cuchillo en la garganta, les hacia derrumbarse sobre sí mismos. Pero en el instante en que se libró del estrés, se recuperó, formando una falsa seguridad en su lugar. El chico tiró la mierda de su chaqueta gastada hacia abajo.

- Me gusta donde se está bien –

Bingo. -¿Entonces porque estas mirando mi coche como si lo quisieras en tu garaje?

- Conseguí un mejor paseo que este-


- Oh. En serio – Lash miro a la perra de pies a cabeza – Vienes aquí todas las noches en un BMX. Tus jeans están rotos y no porque así sea el diseño. ¿y cuantas chaquetas tienes en el armario? Oh, espera, guardas la mierda en una caja de cartón debajo de un puente- Lash rodó los ojos, como siempre la sorpresa burbujeo en el asiento de pasajeros. – ¿Crees que no te hemos vigilado?, ¿piensas que somos tan estúpidos? –

Lash señalo con un dedo al parque Xtreme, los skateboarders hacían como péndulos en las rampas, arriba y abajo, arriba y abajo.

- Ustedes son la mierda de este patio de juegos. Felicitaciones. Pero quiero que vayas más lejos. Únanse a nosotros, hay músculo detrás de ti… dinero, producto, la protección. Tu con nosotros, vas a ser algo mas que un grupo de 3 o 4 punks balanceando la polla, nosotros tenemos tu futuro –


La mirada calculadora del chico se desplazo hacia su pequeña porción de territorio en Caldwell y luego flotó hacia el horizonte, donde se levantaban los rascacielos.

La ambición estaba allí, y era por eso que había sido elegido. Lo que este hijo de puta necesitaba era un camino hacia arriba y una salida.

El hecho de que vendería su alma para conseguirlo solo aparecería al amanecer, solo cuando era demasiado tarde, pero era el camino de la sociedad.

Pero Lash había sido informado, nunca antes hubo una revelación antes de la “transformación”- y eso era comprensible. ¿Quién creería que el mal les esperaba al otro lado de la puerta que tocaban? ¿Quién se presentaría voluntario para esto? Sorpresa, hijo de puta, esto no es Disney World, y una vez que se sube al paseo, nunca mas se baja.

Sin embargo. Lash fue totalmente bueno con el engaño.

- Estoy listo para las grandes mierdas – murmuró el niño.


- Bien. Ahora lárgate de mi coche. Mi socio te recogerá mañana por la noche a las siete –
- Cool-

Con las transacciones realizadas, Lash estaba ansioso por mover al pequeño hijo de puta de su auto.

El chico olía como una alcantarilla y gritaba pidiendo más que una ducha- tendría que lavarlo con manguera, como un tramo de acera sucia. Tan pronto como se cerró la puerta, Lash se retiró del estacionamiento conectando con la carretera que corría paralela al rio Hudson, con las manos aferradas al volante por otra razón que la urgencia por matar. El impulso de joder era un fuerte motivador.

La vieja calle de Caldwell tenía piedras areniscas de color pardo de la era victoriana corriendo por ella, aceras con árboles y propiedades de valores no inferiores a un millón de dólares. Los vecinos recogían mierda detrás de sus perros que no hacían ningún ruido y ponían su basura en los callejones, y sólo en los días correspondientes.

Mientras conducía por delante de su casa y cortaba alrededor de la cuadra hacia el garaje, le hizo cosquillas pensar que todos esos jodidos culos-de-avispa tenían un vecino como el: Podría haber actuado y vestido como ellos, pero la sangre que corría en él era negra y además era tan desalmado como una estatua de cera.

Al golpear la puerta del garaje, sonrió y sus colmillos – un regalo de su madre- se alargaron mientras se prepara la mierda de Hola, Lucy-estoy-en-casa.

Después de aparcar el AMG, salió y estiro el cuerpo.

Ella lo puso a prueba, se sentía fuerte, y amó cómo eso lo puso tieso… y no sólo su polla.


No hay nada como un buen oponente para animar su mierda.

Camino por el jardín de atrás y entro en la casa por la cocina, olía a solomillo ala parrilla ya a pan fresco.

Sin embargo, este no era el momento de alimentarse. Gracias a lo del parque, ese jodido patinador iba a ser su primera inducción, la primera oferta a su padre, el Omega.

- ¿Todo listo para comer?- pregunto el Sr. D tirando otra pieza de carne a la estufa.

El pequeño tejano había demostrado ser útil no solo como guía turístico de la Sociedad lessering, sino también como un asesino y un cocinero medianamente decente.

- No, me voy ahora – Arrojo las llaves y su teléfono celular en la encimera de granito – Deja la comida en el refrigerador y cierra la puerta –

- Sí señor –

- Estamos preparados para mañana por la noche, Tu recoges el objetivo a las siete, ya sabes donde encontrarlo-

- Sí señor –

Aquella respuesta de dos palabras era la favorita- que era otro motivo por el que el lesser se mantenía en posición vertical aún y seguía siendo el segundo al mando.

Lash pasó a través de la despensa del mayordomo, el comedor y se fue derecho a la escalera tallada. Cuando había visto por primera vez el lugar, estaba vacío, con nada mas que los restos de una vida elegante en el pasado: papel de seda, cortinas de damasco y un sillón de orejas. Ahora, la casa de piedra rojiza se estaba llenando de antigüedades, esculturas y alfombras adecuadas. Iba a tardar más de lo que había pensado para llegar a donde quería, pero no se podía transformar una casa de mierda de la noche a la mañana.

A medida que se acercaba a Xhex, era más consiente de que lo que empezó como el retorno de la inversión se había convertido en una adicción: ¿Qué tal si lo que le esperaba tras la puerta era más de lo pactado?

Fue tan sencillo a primera vista: él la había tomado porque ella había tomado a la de él. Cuando estuvieron en esa cueva en la colonia, ella apretó el gatillo de su pistola y envió una bala de plomo al pecho de su perra.

No podía aceptarlo. Le había robado su juguete favorito y fue exactamente el sabor de quedar como un gilipollas lo que le había hecho hacer un ojo por ojo.

Cuando la trajo aquí y la encerró en el cuarto, su meta era tomar pedazos de ella, recortar trozos de su mente, sus emociones y su cuerpo, Jodiéndola hasta que se rompiera.

Y luego como cualquier cosa rota, la iba a tirar.

Al menos ese era el plan. Se estaba haciendo muy claro que no estaba resultando.

Oh, no. Ella era de titanio. Sus reservas de fuerza se demostraban inagotablemente y tenía moretones para probarlo.

Cuando pasó la puerta, se detuvo a quitase la ropa.

En general, tenía que golpear el suelo antes de entrar en ella, porque se caía bastante rápido.


Desabrocho el botón y se bajo los pantalones, lanzo sus gemelos sobre la mesa y se saco la camisa de seda.

Tania marcas: Sus puños. Sus uñas. Sus colmillos.

La punta de su polla cosquilleó mientras miraba las heridas y contusiones diversas. El sanaba con facilidad. Gracias a la sangre de padre que corría por sus gruesas venas, pero a veces el daño duraba y lo emocionaba hasta la médula.

Cuando eras el hijo del mal, había muy pocas cosas que no podías hacer, poseer o matar, y su trofeo mortal se podía tocar, pero no lo podía colocar en un estante.

Ella era rara, ella era preciosa.

Ella era de él... la quería.

Tocó con los dedos un moretón azul-negro en el interior de su antebrazo, sonrió. Tenia que ir esta noche con su padre a confirmar la inducción, pero primero pasaría un QT con su mujer y añadiría algo a su colección de raspaduras.

Y antes de irse, le dejaría algo de comida.

Al igual que todos los animales preciados. Necesitaba estar cuidada.

Al llegar al pomo de la puerta, frunció el ceño mientras pensaba en el tema de la alimentación más grande. Sólo tenia medio lado symphath y el lado vampiro era el que le preocupaba. Tarde o temprano, ese lado iba a exigirle algo que no se podía comprar en Hannaford… y no era algo que él pudiera darle.


Los Vampiros necesitaban tomar de la vena del sexo opuesto. Era inevitable, su tu tuvieras esa biología en ti, morirías a no ser que alguien te diera sangre fresca para tragar. Y ella no podía tenerla de él- Toda su sangre corría negra ahora. Como resultado, los hombres, los pocos que le quedaban, estaban buscando a un macho de buena edad, pero volvían con nada. Caldwell estaba cerca de estar vacía cuando se trataba de vampiros civiles.

Aunque… él tenia uno en el congelador.

El problema era que conocía al hijo de puta de su antigua vida, y la idea de que ella tomara de la sangre de otro del que había sido amigo acababa con su idea de mierda. Además el hijo de puta era hermano de Qhuinn – así que no era para nada una línea de sangre con la que quisiera meterse. Lo que sea. Antes o después sus hombres iban a llegar con algo- Solo tenían que hacerlo, porque su juguete favorito era el tipo de cosas que quería tener por, mucho, mucho tiempo.

Al abrir la puerta empezó a sonreír.
- Hola, cariño, estoy en casa –


Al otro lado de la ciudad, en la tienda Tat, Blay estaba concentrado en todo lo que se estaba haciendo en la espalda de John. Era algo hipnótico ver la aguja trazando líneas azules. El artista hizo una pausa para pasar una toalla de papel por la piel antes de reanudar su trabajo, el zumbido de la pistola llenó el vacío una vez más.

Por desgracia, a pesar de lo cautivandor que era todo, todavía tenia suficiente capacidad de atención como para darse cuenta cuando Qhuinn decidió joder con la mujer humana: Después de que el par charló suavemente, e intercambió un par-de-muchas caricias. Los ojos dispares viajaron a la puerta principal. Y un momento después, Qhuinn la revisaba para asegurarse de que estuviera cerrada con llave.


Esa mirada verde-y-azul no encontró a Bla,y que volvió a la habitación del tat.

- ¿Estas bien?- pregunto a John.

Cuando John levantó la mirada y asintió con la cabeza, Qhuinn articuló rápidamente – ¿te importa que haga un poco de ejercicio detrás de la cortina?

Por favor, di que sí, que te importa. Pensó Blay. Por favor, dile que tiene que quedarse aquí.

No, en absoluto - indico John- Cuida de ti mismo.

Voy a estar en ella si me necesitas. Incluso si tengo que salir con mi polla-

Sí, si pudiéramos evitar eso, te lo agradecería –

Qhuinn se echó a reír un poco – Está bien –

Hubo una pausa de un latido de corazón, y luego se marchó sin mirar a Blay.

La mujer caminó adelante hacia la otra habitación, y dada la forma en que movía las caderas, estaba tan lista para lo que iba a suceder como Qhuinn.

Los hombros grandes de Qhuinn desaparecieron de vista y el velo cayó nuevamente en su lugar.

La luz del techo en la sala y las anoréxicas fibra de la cortina brindaron numerosas vistas-de-todo-esto, por lo que Blay se hizo una idea detallada de Qhuinn extendiendo la mano y tirando de ella contra el.

Blay dirigió los ojos al tatuaje de John, pero el nuevo enfoque no duro mucho. Dos segundos mas tarde estaba encerrado en ese espectáculo de ojeadas, tratando de no ver los detalles. Era la típica manera de Qhuinn, la mujer estaba de rodillas y el tipo tenia las manos hundidas en las capas del pelo. Estaba trabajando con la cabeza, adelanto las caderas y la liberación perforo la boca.

Los sonidos apagados eran tan increíbles como lo visual y Blay tuvo que cambiar la posición en su asiento, estaba duro. Quería estar ahí, de rodillas, liderado por las manos de Qhuinn. Quería ser él, el que tuviera la boca llena. El quería ser el responsable de la tensión en los pantalones de Qhuinn.

El hombre, ¿Qué demonios?, el hombre había jodido gente en los clubes, baños, coches, callejones y en ocasiones en las camas. Lo había echo diez mil extranjeros, hombres y mujeres, hombres y mujeres por igual… Era Wilt Chamberlain con colmillos, la negativa era como ser excluido de un parque publico.

Blay tuvo otra oportunidad de apartar la mirada, pero el murmullo de un quejido profundo atrajo de nuevo los ojos – la cabeza de Qhuinn se había dado vuelta, de modo que quedaba mirando fijamente a la cortina. Y cuando sus ojos se encontraron, su mirada desigual se enfoco fijamente… casi como si estuviera mas conectado con el que lo miraba que con la que estaba jodiendo.

El corazón de Blay se paró. Sobre todo cuando Qhuinn levanto a la mujer, la hizo girar y la doblo sobre el escritorio. Un tirón y los vaqueros quedaron ala altura de las rodillas. Y luego…

Jesucristo. ¿Era posible que su amigo pensara como el?

Excepto que entonces Qhuinn tiro la parte superior de la mujer y la pego contra su pecho. Después de que el le susurró algo al oído, ella se rió e inclino la cabeza hacia un lado para que pudiera besarla. Cosa que hizo.

Vete a la mierda estúpida, pensó Blay para sí. ¡Hijo de puta estúpido! Sabe exactamente con quien lo esta haciendo… y con quien no.


Sacudiendo la cabeza, murmuró: - John te importa si me voy a fumar un cigarrillo al aire libre?

Cuando John sacudió la cabeza, Blay se puso de pie y coloco la ropa sobre el asiento. Para el tipo de los tatuajes, dijo – ¿sólo giro la cerradura? –

- Sí, y puedes dejar la puerta abierta si quieres-

- - Gracias, hombre-

- No hay problema-


Blay se alejó del bullicio del arma de tatuajes y de la sinfonía de gemidos detrás de la cortina. Se deslizó fuera de la tienda y se apoyó en el edificio justo al lado de la entrada. Palmeó su paquete de Dunhill rojo, saco un cigarrillo, lo puso entre sus labios y lo prendió con su encendedor negro.

La primera calada fue hacia el cielo.

A medida que exhalaba, odió haber visto conexiones que no estaban allí, mal interpretado las acciones, miradas y toques ocasionales.

Patético, de verdad.


Qhuinn no había buscado que sus ojos se encontrasen con los de Blay. Había estado mirando a John Matthew. Y él había girado a la mujer y se lo había hecho desde atrás, por que así era como le gustaba. Tetas A’… No hay que esperar la primavera eterna, ya que se ahogó el sentido común y la auto-preservación.

Inhalo duramente, estaba tan enredado en sus pensamientos que no se percato de la sombra que cruzo el callejón de enfrente. Sin saber que estaba siendo vigilado, exhaló el humo del cigarrillo que se levanto de sus labios y se mezcló con las ráfagas de viento de la fría noche de primavera.

La comprensión de que no podía seguir así fue como un congelador para sus huesos.

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