lunes, 24 de mayo de 2010

Lover Mine (Capítulo XI)

Capítulo 11

“¿A donde vas, John?”

Abajo, en el vestíbulo de la parte trasera de la mansión, John se congeló con la mano puesta en una de las puertas que daba al garaje. Maldita sea. . . era una casa tan grande, se podría pensar que podría largarse sin público. Pero no... Había ojos en todas partes. Opiniones. . . en todas partes.

En ese sentido era como el orfanato.

Se volvió y miró Zsadist. El hermano tenía una servilleta en una mano y el biberón de Nalla en la otra, obviamente, se había levantado de la mesa del comedor y había entrado por la cocina. Y ¡Hey!, ¿Adivinen qué?. . . la siguiente persona que apareció en la puerta fue Qhuinn, que sostenía una pierna de pavo a medio comer, como si fuera su última esperanza de alimentarse en las próximas diez horas. La llegada de Blay convirtió la reunión en una convención de mierda.

Z señalo con la cabeza la mano de John que se apretaba en la perilla. El gesto de alguna manera lo hizo parecerse a un asesino en serie, a pesar de la parafernalia del bebé. Seguro que fue por la cicatriz en el rostro. Pero lo más probable era que fueran sus ojos de un negro brillante.

"Te hice una pregunta, muchacho”.

Estoy sacando la maldita basura.

"Así que dónde está tu contenedor”.


Qhuinn limpio su cena, y luego se acerco deliberadamente al bote de basura para tirar el hueso completamente pulido. “Sí, John. Quieres responder a eso.”


No, jodidamente no quería.

Me largo de aquí. Afirmó con las manos.

Z se inclinó hacia adelante y plantó su figura en los paneles de la puerta, la servilleta colgando como una bandera por su brazo. "Has estado largándote cada noche cada vez un poco mas y mas temprano, esta vez has alcanzado el límite. No te voy a permitir que te largues tan pronto. Vas arder en cenizas. Y posdata, si alguna vez piensas en largarte sin tu guardia privado de nuevo, Wrath va utilizar tu cara como un martillo, ¿entendido?”

"Jesucristo, mierda, John." La voz de Qhuinn fue un gruñido de disgusto y tenía una expresión como si alguien hubiera limpiado el baño con sus sábanas. "Yo nunca te he detenido. Nunca. ¿Pero me jodes así?”

John miró a un lugar sobre el oído izquierdo de Z. Estuvo tentado de echarle en cara su comportamiento cuando se enteró del secuestro de Bella y toda la mierda salvaje que hizo, había hecho todas las clases de locuras para lograr el regreso de su shellan. La situación era como una capa roja delante de un toro y John ya estaba teniendo la pezuña hendida por una mujer. Dos toros serian excesivos.

La voz de John descendió "¿Qué haces, John?”

Se quedó en silencio.

"¿John?”. Z se inclinó aún más. "Te sacare una respuesta si tengo que hacerlo”.

Solamente he tenido una mala racha. La mentira era una patada en el culo, porque si eso fuera cierto, habría hecho un movimiento para salir por la puerta principal y seguir con la historia de la basura. Pero honestamente no le importaba si en su mentira había un agujero en el fondo.


"No voy a tragarme eso." Z se enderezó y miró su reloj. "Y tu no te vas hasta dentro de otros diez minutos."

John cruzó los brazos sobre el pecho para evitar comentar algo sobre el encierro, y mientras el tema de Jeopardy! Sonaba en su cabeza, se sentía que iba a explotar.

La dura mirada de Z seguro que no sirvió de nada.

Diez minutos más tarde, el sonido de todas las persianas levantándose alrededor de la mansión rompió la detención y Z asintió con la cabeza en la puerta. “Muy bien, ahora te puedes ir si lo deseas. Por lo menos no vas a freírte cuando estés fuera”. John dio la vuelta. "Si te vuelvo a coger sin tu nohtrum ahstrux de nuevo, Traigo tu maldito culo de vuelta”.

Qhuinn maldijo. “Sí, y entonces voy a ser despedido. Lo que significa enviar a Donald Trump mi culo en una daga. Eres bienvenido”.

John agarró el picaporte y tiró, saliendo de la casa, llevaba en su piel una sensación de tirantez. No quería problemas con Z porque respetaba al tipo, pero se encontraba malditamente volátil y el instinto le sugería que sólo iba a empeorar las cosas.

En el garaje, se colgó por un louie y se dirigió a la puerta exterior que estaba en la pared del fondo. A su paso, se negó a mirar a los ataúdes que estaban apilados en el camino. Nop. No necesitaba esa imagen aun en su cabeza ahora mismo. ¿Dieciséis? Bueno, no importaba.

Abriendo la puerta de acero, dio un paseo en el césped que se extendía alrededor de la piscina drenada y sintió alivio hasta que estuvo abajo entre la orilla del bosque y el muro de contención. Sabía que Qhuinn tenía razón sobre su estupidez, porque el olor de su desaprobación había contaminado el aire fresco, como el moho en un sótano. Y Blay estaba con ellos.

Justo cuando estaba a punto de desmaterializarse, su brazo fue aferrado con fuerza. Dio media vuelta para decirle a Qhuinn que parara de joder, pero se detuvo.

Era Blay el que lo había asido, y los ojos azules del pelirrojo ardían.

El tipo le habló con signos en lugar de hacerlo con palabras, probablemente eso obligó a John a prestar atención.

Quieres que te maten, muy bien. En este punto, estoy resignando a esta posibilidad. Pero no expongas el culo de otros. No voy a permitir eso. No te vayas sin avisar a Qhuinn de nuevo

John echó un vistazo a Qhuinn por encima del hombro del chico, que miraba como si quisiera golpear algo por estar tan frustrado. Ah, entonces por eso Blay estaba confrontándolo. No quiso ser la tercera rueda en este triunvirato disfuncional para darse cuenta de lo que le estaban diciendo.

¿Está claro?- Inquirió Blay.

Eso era extraño ya que Blay nunca había agujereado un muro de opinión. Eso hizo que John le diera una explicación.

No puedo prometer que no vaya a largarme”, afirmo John. Simplemente no puedo hacerlo. Pero juro que voy a hacérselo saber. Al menos de esa manera se puede salir de la casa

John –

Sacudió la cabeza y apretó el brazo de Blay.


Yo no puedo prometerle nada a nadie. No con toda esta mierda en mi cabeza. Pero no me iré sin decirle a dónde voy o cuando estaré de vuelta.

La mandíbula de Blay trabajó, apretando y soltando. No era estúpido, sin embargo. Él sabía cuando había un no rotundo sobre la mesa. Está bien. Puedo vivir con eso.

“¿Ustedes quieren compartir un poco de amor? " Demandó Qhuinn.

John dio un paso atrás, haciendo señales, Vamos al Parque Xtreme hasta las diez. Luego vamos a la St. Francis Avenue. Trez me mensajeó.

Se desmaterializaron, viajando hacia el sur y el oeste, tomando forma detrás del cobertizo que habían visitado la noche anterior. Cuando los chicos aparecieron detrás de él, hizo caso omiso de la tensión que nubló y cargo el aire.

Mirando fijamente el lugar, localizo los diferentes jugadores. Esa pistola nueva ocupaba los bolsillos y era todavía el golpe en el centro de todo eso, apoyado en una de las rampas. Había alrededor de una media docena de patinadores que montaban la curva más difícil y otra docena hilando una conversación al compás del ritmo de su pasarela. Siete coches con las descripciones diferentes, fueron aparcados en el lote, y un auto-patrulla hacia rondas lentamente, John sentía que esto era una basura colosal de pérdida de tiempo.

Tal vez si se dirigieran y controlaran más profundo en los callejones del centro tendrían más –

El Lexus que vagaba hacia arriba en el lote no aparco en ninguno de los espacios. Se detuvo perpendicular entre los siete parachoques traseros. . . y lo que salió de la puerta parecía un chico de secundaria, con los pantalones anchos y el sombrero de vaquero.


Pero la brisa que flotaba sobre el, olía como un depósito de cadáveres sin unidad de aire acondicionado.

Y también a. . . Old Spice?

John se enderezó, su corazón iba a todo hola-qué-tal. Su primer pensamiento fue para lanzarse a la estocada y abordar al bastardo, pero Qhuinn lo agarró del brazo como un acero.

“Espera”, le dijo. "Seria mejor investigar el motivo”

John sabía que su amigo tenía razón, así que se deshizo del freno de mano y memorizo el número de la matrícula en el LS 600h.

Del sedan se abrieron otras puertas y se bajaron tres hombres. No eran tan pálidos como los lessers maduros, pero eran de un tono justo de niño blanco, con seguridad, y apestaba a rayos.

Hombre, esa mierda de talco para bebés fue asquerosamente directo a la nariz.

Uno de los asesinos se quedó rezagado para observar como los otros se alejaban, los otros dos alcanzaron al vaquero que iba delante. Mientras caminaban sobre el concreto, todos los ojos en el parque fueron directo a ellos.

Un chico por la rampa media se enderezó y puso su encendedor en el bolsillo.

“Mierda, desearía que tuviéramos mi jodido auto”, le susurró Qhuinn.

Nada más cierto. A menos que haya un rascacielos cercano donde se pueda obtener una vista de ojo de azotea, no había ningún modo de rastrear el Lexus.

El distribuidor no se movió cuando se le acercaron y tampoco parecía sorprendido por la visita, así que se trataba de una reunión organizada. Ahora lo sabía, después de algún rato conversando, los asesinos rodearon al chico y el puñado de tipos volvió hacia el sedán. Todos menos uno de los lesser.

Tiempo de decidir. ¿Se suben en un vehículo, como un cable de alta tensión y despegan en su búsqueda? ¿Se materializan sobre el jodido capó del Lexus y lo derriban? El problema era que ambos procedimientos se corría el riesgo de una perturbación grave de la paz y no podían hacer tanta limpieza mental en un grupo de veinte personas.

"Creo que uno se queda atrás", murmuró Qhuinn.

Así es. El chico mosca estaba a la izquierda en el lote cuando el Lexus K-se volvió y comenzó a salir.

Dejar que el coche se fuera fue lo más difícil que John había hecho nunca. Pero la realidad era que de ese montón de hijos de puta acababa de dar con uno de los principales distribuidores del territorio, por lo que iban a estar de vuelta. Además habían dejado a uno de los suyos atrás.

Así quedaron las cosas para mantenerlos ocupados.

John vio al asesino entrar en el parque. A diferencia del tipo que había tomado su lugar, era un vagabundo, caminando fuera del perímetro, todos los ojos estaban puestos en él. Se manifestó claramente que la noche anterior los ansiosos patinadores le habían hecho una compra. Pero no todo el mundo fue cauto. . . o suficientemente moderado como para estar preocupados.

Un sonido de tic suave se elevo, John se miró a sí mismo. Su pie estaba golpeando en el suelo, subía y bajaba tan rápido como un conejo.

Pero él no iba hacerlo volar. Aguardo detrás del cobertizo. . . y esperó. . . y esperó. Tomó el cabrón casi una hora para pasear su repugnante culo al rededor, pero cuando por fin termino el intervalo, todo los golpecitos con el pie valieron la pena.

Con un rápido disparo de voluntad mental, John guardó la linterna para darse un poco mas de camuflaje en la calle. Y como el hijo de puta levantó la vista en ese momento, John salió de detrás del cobertizo.

El lesser observo a su alrededor y claramente se dio cuenta que la guerra acababa de empezar y tocaba a su puerta. El hijo de puta sonrió y metió la mano en su chaqueta.

John no estuvo preocupado en quien iba a dominar ese infierno. La única regla de compromiso consistía que no podían ir a ello delante de los humanos.

Un cargador automático apareció y fue disparado muy rápido, el tiro fue propinado con un estallido tan fuerte que sonó como una maldición por el parque.

John se lanzó por la cubierta, con gran fuerza que, que-coño-me dio alas. Y luego salieron volando mas balas, el plomo rebotaba por todo el sitio, la gente corría agitada y gritando.

Detrás del cobertizo, Se recargo golpeando su espalda contra la madera y saco su arma .Como Blay y Qhuinn se deslizo en el lugar, en una fracción de segundo, se estudiaron con un ¿Quien esta sangrando? Esto coincidió con una pausa en la lluvia de balas.

¿Qué coño esta pensando? Lanzo Qhuinn ¿Hay tanta gente?

Se acercaron pasos pesados y allí estaba el sonido de clic de un cartucho de munición siendo sustituido. John echó un vistazo a la puerta del cobertizo. La cerradura maestra de la cadena fue un regalo del cielo, levanto la mano, abrió mentalmente la cosa y se deslizaron sus eslabones de manera que quedaron sueltos colgando.

Vayan a la siguiente esquina, John les comunico a los chicos. Vamos a fingir que me han herido.

Como el infierno que no –

John balanceo la pistola justo en el rostro de Qhuinn.

A medida que el retrocedió, John miro fijamente los ojos verdiazules de su amigo. Esto iba a salir como John quería: el iba a cerrar el negocio con el maldito asesino. Fin de la discusión.

Jodete. Articulo Qhuinn, antes de que el y Blay se desmaterializaran.

Con un gemido ruidoso, John dejo caer su cuerpo, resbalando como un saco enorme hacia un lado. Tumbado sobre su estómago, con toda confianza mantuvo su SIG bajo su pecho. Los pasos se acercaron cada vez mas, acompañados por el sonido de una risa baja, para el lesser fue el mejor momento de su vida.

............................
Cuando Lash estuvo devuelta de con su padre, se materializo en la habitación continua a la que compartía con Xhex. Por mucho que quisiera verla, se mantuvo alejado. Cada vez que regresaba de Dhunhd, por una buena media hora, no era más que un pedazo de basura y no era tan estúpido, como para darle la oportunidad de matarlo.

Porque ella seria capaz de hacerlo. ¿No es tan dulce?

Se acostó en la cama y cerró los ojos, su cuerpo se sentía torpe y helado, al respirar profundamente, advirtió como si estuviera descongelándose hacia fuera como un trozo de carne de res. No era como si se congelara al otro lado. De hecho, la caverna de su padre era dorada y bien equipada - asumiendo que estás en la mierda de Liberace.

Papa casi no tenía muebles, pero tenía los suficientes candelabros como para hundir un barco. El congelamiento parecía que tenia que ver con algo cuando transitaba de nuevo a esta realidad y cada vez que regresaba a este lado, se trataba más de una lucha por el rebote. La buena noticia era que él no pensaba que iba a tener que ir allá tan seguido. Ahora que su bolsa de trucos estaba completamente explorada y dominada, no había realmente ninguna necesidad de regresar, y la verdad era que el Omega no era precisamente una presencia inspiradora.

Fue una situación saturada acerca de suficiente-de-mi-que-piensas-acerca-de-mi. E incluso si el reclamo a la estimulación de su ego por su vida anterior, estaba siendo jodidamente poderoso, consiguió madurar su poder bastante rápido.

Además, la vida amorosa de su padre era inquietante como una mierda.

Lash ni siquiera sabía lo que eran esas esfigies de mierda retorciéndose en esa cama. Parecían bestias del color negro, sí, pero el sexo entre ellos era tan imperceptible e indefinido como su especie, y el modo en que ellos se mezclaban era espeluznante. Además de que no les importaba joder incluso si tenían compañía.

Y su padre nunca se negó.

Con un bip concluyo sus reflexiones, Lash metió la mano en la chaqueta y saco su teléfono. Era un mensaje de texto del Sr. D: En camino. Conseguimos el tipo.

Lash miró el reloj y salio disparado, pensando que la hora estaba equivocada. Había regresado hace dos horas - ¿cómo pudo perder la noción del tiempo tan mal?

Poner su estomago en línea fue todo un rollo y levantar las manos para frotar su rostro adquirió un esfuerzo mayor de lo que debería suponer. El peso muerto de su cuerpo, junto con los dolores que le recorrían, le hizo recordar una época en la que había pillado un resfriado o gripe. Tenía la misma sensación. ¿Era posible que se enfermara?

Le hizo preguntarse si alguien vendría con un producto como Muerto-quil o alguna mierda.

Probablemente no.

Dejo caer los brazos sobre su regazo, miró hacia el cuarto de baño. La ducha parecía tener kilómetros de distancia y no valía la pena el esfuerzo.

Le tomó otros diez minutos antes de que pudiera sacudirse el letargo, cuando se puso de pie y se estiró con fuerza para conseguir que su sangre negra fluyera por su cuerpo. Resulto que el baño no estaba a kilómetros de distancia, después de todo y con cada paso que daba se sentía más fuerte. Abrió la llave de la ducha para que saliera el agua caliente, se observo detenidamente en el espejo ya se había ido su colección de moretones. Había desaparecido la mayoría de ellos causados la noche anterior, pero él sabía que pronto iba a conseguir más –

Lash frunció el ceño y levantó su brazo. Tenia una herida en el interior de su antebrazo era más grande, no mas pequeña como los moretes que se desvanecían. Cuando él la presionó con el dedo, no dolía, pero esa cosa era tan desagradable como la mierda, una herida abierta como una llaga, color gris en el centro y bordeado por una línea de color negro.

Su primer pensamiento fue que tenía que ir a ver a Havers. . . excepto que era ridículo y nada más que un vestigio de su antigua vida. ¿Como demonios iba a presentarse en la clínica? ¡Hey! ¿Podrían admitir mi culo?

Además, no sabía dónde se había mudado la maldita clínica. ¿Cuál fue el problema con una incursión exitosa? Su objetivo tomo su amenaza en serio y escapo por un subterráneo profundo.


Parándose bajo el chorro caliente de la ducha, tuvo cuidado en lavar cuidadosamente la llaga con un poco de jabón, pensando si era algún tipo de infección que tenía que sanear, pero entonces otros pensamientos le rondaron la mente.

A su culo le esperaba una gran noche. La inducción a las ocho. Reunión con Benloise a las diez.

Volver aquí por un poco mas de amor.

Salio de la regadera, se seco y se inspecciono la llaga. La maldita cosa parecía estar rabiosa con la atención que le había dado, un lodo negro acuoso supuraba sobre su superficie.

Ah, esa mierda era grande, que podía brotar y manchar su puta camisa de seda.

Se pegó una tirita del tamaño de una tarjeta para cubrir la herida y pensó que tal vez esta noche, él y su chica podían esta vez jugar amablemente. Pero si el quería disfrutar de un cambio tendría que atarla a su cama.

Le tomo poco tiempo para enfundarse en su traje de Zegna y sacar la cabeza fuera de la habitación. Al pasar por la puerta del dormitorio principal, se detuvo, apretó los nudillos y golpeo la madera lo suficientemente fuerte para despertar a un muerto, sonrió.

"Vuelvo en seguida y traeré unas cadenas conmigo”.

Esperó una respuesta. Cuando no hubo nada, alcanzo la perilla y recargo el oído en la puerta. El sonido de su respiración era tan suave, como un suspiro ligero del viento, pero estaba ahí. Ella vivía. Y ella todavía estaría viva a su regresó.


Proyectando todo su autocontrol, soltó la perilla. Si abría la puerta, estaba claro que iba a perder un par de horas y su padre no estaba en la espera.

Abajo, en la cocina. La máquina de café había sido programada para que se pusiera en marcha hace dos horas, por lo que con una rapida inspección del recipiente le mostró algo parecido al aceite de un motor. Y al abrir la nevera, no vio nada a que recurrir a pesar de que sentía hambriento.

Lash terminó desmaterializándose de la cocina con las manos vacías y con las tripas huecas. No es un combo ideal para su estado de ánimo, pero él no iba a perderse el espectáculo. No era por ninguna otra razón que solo ver lo que le había sido hecho durante su inducción.

La dirección de la granja era hacia al norte y al este de la casa de piedra rojiza, y en un instante en que tomó forma en el césped, sabía que su padre estaba dentro: Un temblor extraño en su sangre brotaba cada vez que estaba alrededor de la Omega, como un eco en un recinto cerrado. . . aunque no estaba seguro si él era el sonido y su padre la cueva, o si fuera al revés.

La puerta principal estaba abierta, subió los escalones del porche y entró en la pequeña sala de mierda, recordó el momento de su inducción.

"Cuando te hiciste realmente mío”.

Lash dio media vuelta. El Omega se encontraba en la sala de estar, su túnica blanca cubriendo su rostro y las manos, su energía oscura rezumaba fuera de su túnica, flotando sobre el piso, parecia una sombra oscura formada por ninguna iluminación.

"¿Estás emocionado, hijo mío?”

"See". Lash miró por encima del hombro a la mesa del comedor. El cubo y los cuchillos que habían trabajado en su cuerpo ya estaban allí. Listos, y a la espera.


El sonido del crujir de la grava bajo los neumáticos, había traspasado la puerta. "Ellos están aquí”.

"Hijo mío, me gustaría que trajeras mas reclutas. Me encuentro hambriento de carne fresca”.

Lash se dirigió a la puerta. "No hay problema."

Al menos en esto estaban plenamente de acuerdo. Más soldados significaban más dinero, más luchas.

El Omega se acercó por detrás e hizo un movimiento con su mano alisando suavemente su espalda. –“Eres un buen hijo”.

Por una fracción de segundo, el corazón oscuro de Lash le dolió. Exactamente esa era la frase que el vampiro que lo había criado le había dicho en varias ocasiones. "Gracias".

Sr. D y los otros dos lesser bajaron del Lexus, y presentaron al humano. Era muy prematuro aun para el pequeño bastardo sin embargo, que no era mas que un par de pantalones vaqueros y una camiseta muy lejos de ser un chivo expiatorio. Pero el instante en que clavo su mirada en el, mierda iba a volverse claro como una campana.

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