jueves, 27 de mayo de 2010

Lover Mine (Capítulo XIV)

Capítulo 14

Como si fuese un plato sucio de comida, Lash empujó al Sr. D, después de haberse alimentado de él. Satisfecho sobre el lavabo, se deleitó con el hecho de que su hambre había sido saciada y cómo la fuerza de su cuerpo era más potente. Pero como siempre pasaba cuando se alimentaba, en ese momento sólo quería follar.

Desde que poseía a Xhex, ocasionalmente había estado tomando de su vena, no era como si le satisficiera el hambre, pero rotundamente le divertía.
¿Acaso dejaría de alimentarse de. . . lessers?
Nah, las cosas ya no funcionan de esa manera. No existe ningún otro camino de mierda, tenia que seguir echando mano de las gargantas de esos tíos regularmente.
Levantó el brazo para comprobar la hora. Diez con diez. Y aun parecía un jodido vagabundo. Y apestaba como uno.

"Ponte decente" dijo al Sr. D. "Hay una mierda de la que te vas hacer cargo."
Una vez que empezó a dar órdenes, no dejo de escupir información hasta el final.
"¿Lo has entendido?" dijo.

-Sí, señor. " El tejano miró a su alrededor el cuarto de baño como si estuviera buscando una toalla.
"En la planta baja” grito Lash. "En la cocina. También me consigues una muda de ropa y la traes aquí. Ah, y mientras estás en esta casa, vas a tener que dejar comida en el dormitorio."
Sr. D se limitó a asentir y salió, caminando sobre las piernas flojas.
"¿Recibió el nuevo recluta un teléfono celular? ID?” Le dijo antes de que saliera.
"Le mande un mensaje con el dato. Debe estar en su buzón."

¡¡Joder!! Realmente había estado excelente.
Lash se apoyó en la ducha y manipulo las perillas en la pared de azulejos, no se habría sorprendido si no hubiera salido nada, o si sólo hubiera caído un chorro de agua fangosa. Sin embargo estaba de suerte. Una lluvia fresca y cristalina cayó sobre su cabeza, rápidamente se desnudó.

Le sentaba bien lavarse, algo así como si estuviera restaurando su cuerpo.
Cuando salió, utilizó la misma camisa para secarse y luego fue a acostarse a su dormitorio, cerró los ojos y puso la mano sobre su estómago en el lugar donde estaban las llagas. ¿Qué era esa reserva?. No era como si las necesitara ocultar de algo.

Los sonidos en la planta baja parecían indicar que las cosas estaban progresando, se sintió aliviado. . . y a la vez sorprendido. Los ruidos no eran de dolor y lo pusieron mas alerta cuando se dirigían a territorio porno, los gemidos y lamentos ahora se elevaban como si fueran la cumbre de un orgasmo.
Recordó al chico diciéndole ¿Eres gay?.
Tal vez había tenido la esperanza de que la cosa hubiera sido más amable.
Lo que sea. Lash no quiso formar parte de ello, de todo lo que giraba alrededor de su padre, así que con un poco de suerte el nuevo recluta estaría habilitado en un momento.
Lash cerró los ojos y trató de cerrar la mente. Los planes para la Sociedad, los pensamientos de Xhex, su frustración por lo general en la alimentación. . . Sus ondas cerebrales se fundieron en un torbellino, pero su cuerpo estaba demasiado cansado como para mantener la conciencia.
¿Qué era lo menos malo?
Se sumergió en la visión de su sueño. Agudo y claro, la imagen lo absorbió, no él a su espejismo, llego apoderándose de su mente y empujando fuera del camino todas sus preocupaciones.
Se vio caminando por el terreno de la finca en que había crecido, atravesando el césped hacia la casa grande. Dentro, las luces brillaban y la gente se movía alrededor. . . exactamente como lo había hecho la noche en que entró para asesinar a los vampiros que lo adoptaron. Sin embargo esos no eran los perfiles de personas conocidas. Eran extraños. Gente humana que había comprado la mansión.
A la derecha estaba la cama de hiedra donde había enterrado a sus padres.
Se vio de pie sobre el lugar donde se había cavado el hoyo y arrojó los cadáveres. Todavía era un poco desigual, aunque algún jardinero ya había cultivado y había crecido hiedra nueva.
De rodillas, se inclinó hacia delante. . . sólo para ver que su brazo no era el suyo.
Su extremidad era como la de su verdadero padre: una sombra negra, brillante.
Por alguna razón, la revelación lo lleno de pánico y trató de despertarse. Golpeo su cuerpo inmóvil.
Pero se había hundido demasiado profundamente como para librarse de la atracción.



La Galería de arte de Ricardo Benloise, ubicada en el centro, más cerca del complejo del Hospital San Francisco. Era un edificio elegante, de seis pisos, entre sus atributos se destaco como “rascacielos” en la década de 1920. Gracias a una cirugía estética que le dejó con un exterior de acero cepillado y las ventanas del tamaño de las puertas de un granero.
Más bien era como una actriz novata sentada al lado de un manojo de viudas.
Cuando Jhon y los chicos aparecieron en la acera frente a la fachada, el lugar estaba vibrando. A través de los enormes paneles de vidrio, él observo a hombres y mujeres vestidos de negro, alrededor de las copas de champán e inspeccionando el arte sobre las paredes. Qué, al menos desde el exterior, la pintura parecía ser la creación infantil de unos deditos de cinco años, fusionado con el trabajo de un sádico con un fetiche de uñas afiladas.

Jhon no estaba impresionado con la moda fatua del arte vanguardista. Y como siempre, no tenía ni la maldita idea de por qué siempre tenía un dictamen acerca del arte. ¿Qué mierda daba por ello?

Trez les había pedido dirigirse a la parte posterior del edificio, así que él y sus muchachos caminaron por la manzana, para cortar por el callejón que corría detrás de la galería. Considerando que la fachada del lugar era atractiva y acogedora, el trasero del inmueble era ciertamente todo lo contrario. Sin ventanas. Todo pintado de negro mate. Dos puertas de descarga y una plataforma que estaba taponada y más cerrada que un cinturón de castidad.

Basado en la información del Intel de Trez, las entradas y salidas del edificio no estaban allí únicamente por la pobre excusa de salir a mear “arte” de esos bastardos presumidos. Que claramente eso no era lo que se vigilaba desde las cámaras de seguridad montadas en la salida posterior.

Por suerte, había un montón de sombras paraocultarse, y en vez de caminar ante todas aquellas cámaras, se desmaterializaron en una pila de paneles de madera de un rincón oscuro.
La ciudad aun estaba llena de vida, los bocinazos de los coches y las sirenas distantes de la policía se cortaban con los gemidos de los autobuses, acompañando el aire fresco, con una sinfonía urbana.
En el otro extremo del callejón, un coche giró con las luces apagadas hacia la galería.
"Justo a tiempo", susurró Qhuinn. "Es el Lexus".
John respiró hondo y rezó por un “relax” antes de que perdiera su siempre-adorado juicio.
El sedán rodó hasta detenerse en paralelo al muelle de carga y abrió la puerta. A medida que la luz interior se encendió…Apareció el joven lesser del parque, el que llevaba el olor a Old Spice, no había nadie mas con él. No estaba Lash.
El primer impulso de John fue a saltar sobre el asesino. . . pero de acuerdo a Trez, se suponía que Lash asistiría a la reunión. Si obstruían los planes preestablecidos de los tipos, existía la posibilidad de que le dieran a Lash el chivatazo.
Y teniendo en cuenta su bolsa de trucos, la sorpresa era la mejor oportunidad.
Por un momento, Jhon se preguntó si debería mandar un mensaje a los hermanos. Hacerles saber. Conseguir algún refuerzo serio . . . En el instante en que se le ocurrió envió un mensaje con un gruñido.
¿Qué fue exactamente lo que le había llevado a sacar el teléfono de su bolsillo? Cuando el lesser entro al edificio, el texto dirigido a Rhage estaba llegando, breve y objetivo: 189 San Francisco. Lash en camino. 3 de nosotros en el callejón trasero.
Cuando puso el teléfono en el bolsillo, podía sentir Blay y Qhuinn espiando por encima de su hombro. Uno de ellos le dio una palmada de aprobación.

La cosa era, Qhuinn tenía razón. Si el propósito era tan real como para descolgar a Lash, había mejores posibilidades de ponerle la mano encima al bastardo si conseguía ayuda. Y tenían que ser inteligentes, porque claramente él no iba hacer tan estúpido como para exponerse.
Un momento después, Rhage se materializó en la cabeza del callejón con Vishous y atravesaron el lugar de una zancada. Hollywood envasaba la única arma que podría ir cara a cara con el hijo de puta de Lash: Ese dragón iba a cualquier lugar que lo hiciera.
Los dos se plantaron a la derecha de Jhon y antes de que cualquiera cosa, comenzó a señalar.
Tengo que ser yo el que mate a Lash. ¿Entendido? Tengo que ser yo.
Vishous asintió de inmediato y le dijo con signos: “Conozco tu historia con ese pedazo de mierda. Pero si las cosas no salen como esperabas con el hijo de puta, vas a guardarte el orgullo, porque vamos a intervenir. ¿Está claro?”.
John suspiró. “Voy a hacerlo así que no tienen que preocuparse por eso”.
Muy bien.
Todos ellos se congelaron cuando el lesser que había conducido el Lexus volvió a salir, se puso al volante. . . y se fue como si la reunión hubiera sido cancelada.
"A la azotea", dijo Rhage, desapareciendo.

Con una maldición interior, John capto la señal y adquirió forma en la parte superior de Benloise, mirando por encima del borde y observó al sedán que hizo una parada en la calle San Francisco. Afortunadamente, el lesser era un Ley-Goloso y marcó su señal direccional hacia la izquierda, así que John dispersó sus moléculas y se unieron a dos edificios mas abajo. Mientras el coche avanzaba, él volvió a hacerlo una y otra vez hasta que el lesser tomó a la derecha en la sección más antigua de Caldwell.

Las azoteas donde aparcar terminaron, lo único que tenían para aterrizar era sobre un montón de marquesinas picudas de mierda estilo victoriano.
Lo bueno es que las suelas de sus shitkickers tenían una buena sujeción de goma que no resbalaba.
Haciendo de gárgola, John se posó en torrecillas, buhardillas de tejado y alféizares, desde el aire detrás que su presa . . . hasta que el Lexus se deslizó en un callejón y paso detrás de una hilera de piedras rojizas.
John conocía el barrio sólo de nombre (Cuando visito el sótano de Xhex, que estaba cerca). Pero no, este no era territorio normal de la Sociedad Lesser. Por lo general, sus nidos estaban en un código postal de bajo perfil.

Así que sólo había una explicación. Aquí era donde vivía Lash.

Un tipo como él, que había vivido entre el blinblineo, y toda esa mierda de buena ropa, necesitaría un trasplante de personalidad para ser capaz de conformarse con algo menos que inmuebles bien ubicados. Era con lo que había crecido a su alrededor, e indudablemente él viviría como se debe.
El corazón de John empezó a latir fuerte y rápido.
El Lexus se detuvo delante de un garaje, y cuando la puerta subió, entró. Un momento después, el lesser comenzó a caminar por el césped de la parte posterior de una casa con piedras rojizas, de aspecto agradable.
Rhage apareció justo al lado de Jhon, haciendo signos, “Vas a entrar por la parte trasera conmigo. Vishous y los chicos van a desmaterializar a través de la puerta principal. V ya está en el porche y dice que no hay acero”.
Cuando Jhon asintió con la cabeza, los dos se dirigieron debajo de una terraza de pizarra, tal como lo hizo el lesser que en ese momento abrió la puerta dejando ver lo que parecía una cocina gourmet. Esperaron un momento, congelado en el tiempo y el espacio, aguardando a que apagara el sistema de seguridad.
El hecho de que la alarma debíera ser desactivada no significa necesariamente que Lash no estuviera dentro. Los lessers requieran tiempo de reposo cuando recargaban sus energías de forma regular y sólo un imbécil se quedaría sin resguardo.
John sólo quería creer que la casa que estaba buscando era esa.

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