jueves, 27 de mayo de 2010

Lover mine (Capítulo XIII)

Capítulo 13
Mientras el sonido de la bota del asesino contra la lata de gas se desvanecía, Qhuinn se agachó y se sentó en las piernas del hijo de puta. El bastardo podría haberle dado una patada, pero no iba a obtener una segunda.
Fuera, los policías humanos se juntaban alrededor del cobertizo.
“Está cerrado,” dijo uno de ellos mientras la cadena tintineaba.
“Hay casquillos de bala por aquí.”
“Espera, hay algo dentro… phew, hombre, qué peste.”
“Lo que sea, lleva muerto varias semanas. Ese olor – preferiría la cacerola de atún de mi suegra antes que eso.”
Hubo un murmullo de acuerdo.
En la oscuridad, John y Qhuinn cerraron los ojos y esperaron. La única solución si la puerta se abría de golpe era desmaterializarse y dejar al lesser atrás; no había manera de mover el peso del asesino a través del delgado aire. Pero ninguno de estos oficiales de policía podía tener la llave – así que su única opción era disparar adentro.
Si las posibilidades eran buenas, un rápido asalto solo para entrar al cobertizo no valía la pena.
“Sólo un tirador, de acuerdo con la llamada del novecientos once. Y no puede estar ahí.”
Hubo una tos y una maldición. “Si lo está, se le debe estar cayendo la nariz de la peste”.
“Llama al jardinero,” dijo una voz profunda. “Alguien debe sacar a ese animal muerto de aquí. Mientras tanto, vayamos hacia el vecindario.”
Hubo un parloteo y pasos. Un poco después uno de los coches se fue.
“Deshagámonos de él,” susurro Qhuinn sobre el hombro de John. “Toma ese cuchillo, hazlo y vámonos de una jodida vez de aquí.”
John sacudió la cabeza. No había manera de que perdiera su premio.
“John, no nos iremos con él. Mátalo para que podamos desaparecer.”
Incluso aunque Qhuinn no podía ver sus labios, John gesticuló, Jodete. Es mío.
No iba a permitir que se le escapara aquella importante fuente de información. Si cualquier cosa ocurría, podían tratar mental o físicamente con la policía humana si les necesitaban.
Hubo el suave sonido de un cuchillo siendo desenfundado. “Lo siento, John, es suficiente.”•
¡No! John gritó sobre su hombro silenciosamente.
La mano de Qhuinn se cerró en el cuello de la chaqueta de John y lo atrajo hacia él, había dos posibilidades, o soltar el cuello del asesino o arrancarle la maldita cabeza al cabrón de su columna. Y ya que un lesser incapacitado no hablaba, John soltó su agarre – y se detuvo plantando su mano en le cemento frío.
De ninguna jodida manera iba a dejar que su amigo los engañara en esto.
Mientras se lanzaba hacia el macho, con toda la furia del infierno. Él y Qhuinn pelearon por el control de la daga, golpeando más que una lata de gasolina, gritando y el asesino se apresuró a salir aprovechando la confusión–
El siguiente sonido que les sobresaltó fue un disparo. Lo que le siguió fue un timbre metálico.
La policía había volado el candado.
Desde el suelo, John sacó su cuchillo desde su espalda, y mientras pivoteaba de rodillas, él y Qhuinn arrojaron sus cuchillos a la vez, las hojas atravesaron volando el reducido espacio.
Los lanzamientos se realizaron con tal fuerza que, aunque entraron en el torso del asesino por los omóplatos, estaba claro que uno o los dos había dado en el blanco. Con un destello brillante como un rayo y con un sonoro boom lo suficientemente fuerte para hacer sangrar los oídos, el lesser regresó a su creador, dejando nada más que un humo apestoso… y un hoyo del tamaño de un refrigerador en la puerta.
Con la adrenalina corriendo tan rápido, ni el ni Qhuinn pudieron desmaterializarse, así que saltaron hacia arriba y se pegaron a cada lado del agujero, dejando primero el cañón del arma y luego relajándose.
Los antebrazos fueron los siguientes en aparecer.
Los perfiles y los hombros. Y linternas.
Afortunadamente, los humanos entraron completamente.
“Psst. Ustedes.” Mientras los policías se giraban al comentario de Qhuinn, John saco ambas SIG’s, y con un rápido golpe cruzado de ambas cabezas, los mejores del DPC estaban viendo estrellas y cayendo al suelo.
Lo cual ocurría precisamente cuando Blay aparecía con la Hummer.
John brincó sobre el oficial de policía y se metió en la SUV con Qhuinn justo detrás, esos New Rock que el cabrón insistía en vestir realmente molían la tierra. John se dirigió hacia la puerta trasera, que había dejado abierta Blay mientras Qhuinn se deslizaba en el asiento trasero.
Mientras Blay se iba, echando a bajo el motor y largándose de ahí, John estuvo contento de que sólo tuvieran que bailar con un par de policías – aunque seguro como la mierda que dos escuadrones estaría de regreso LMPP.
Se dirigían hacia el norte hacia la autopista mientras John escalaba hacia el asiento trasero… y colocaba de nuevo sus manos sobre la garganta de Quinn.
Mientras regresaban a lo suyo, Blay grito desde el asiento delantero, “¿Qué demonios ocurre con vosotros dos?”
No había tiempo para contestar. John estaba ocupado apretando y Qhuinn estaba tratando de ponerle un ojo morado – y lográndolo.
Iban circulando a más de sesenta millas por hora por el centro y sus alrededores. Con posible identificación de la Hummer si cualquiera de esos polis había enfocado lo suficiente sus ojos mientras Blay los sacaba del Dodge.
Y una trifulca había tenido lugar.
Más tarde, John se daría cuenta que sólo había un lugar al que Blay podía ir.
Para el momento en que el tipo paró en el estacionamiento de Sal’s – en la parte de atrás del restaurante, donde no había luces – John y Qhuinn habían derramado sangre. Y la pelea terminó sólo cuando John fue sacado de la puerta por Trez – lo que sugería que el pelirrojo había telefoneado antes. Qhuinn fue agarrado de manera similar por iAm.
John escupió para aclarar su boca y miro a todos ellos.
“Creo que diremos que fue empate, chicos,” dijo Trez con una media sonrisa. “¿Qué opinan?”
Mientras John era liberado, la ira lo hacía temblar. Ese asesino podía haber sido la única cosa que necesitaban para encontrar la localización… la historia… lo que fuera. Y porque Qhuinn había insistido en matar al bastardo, no estaba mas cerca de donde habían estado antes. Además estaba el hecho de que el lesser había muerto fácilmente. Sólo un agujero en la cavidad cardiaca y estaba libre de irse a casa – o al menos de regreso al Omega.
Qhuinn secó su boca con el dorso de su mano. “¡Maldita sea, John! ¿Crees que no quiero encontrarla? ¿Crees que no me importan una mierda? Dios, he salido todas las noches contigo, buscando, viendo, rezando por un descanso.” Señaló con su dedo. “Así que entiéndelo. No nos va a ayudar que uno de nosotros sea atrapado por un desgraciado lesser o por un puñado de humanos. ¿Quieres explicarle a Wrath cómo terminaste en eso? Yo no. Y si alguna vez pones un arma en mi cara de nuevo, voy a joderte sin importar cual sea mi trabajo.”
John no confió en si mismo para responder. Una cosa estaba clara, aunque – si no tuviera la esperanza de sacar algo en claro de Benloise en St. Francis, estaría lanzando mierda sin importar quien tratara de detenerlo, Sombra o lo que fuera.
“¿Me oyes?” exigió Qhuinn. “¿Estoy siendo claro?”
John se paseó, manos en la cadera, cabeza abajo. Mientras su temperamento se calmaba, el lado lógico de él sabía que su amigo tenía razón. También estaba muy al tanto de que temporalmente había perdido su maldita cabeza. ¿Realmente había puesto una cuarenta en la jeta de su amigo?”
La repentina claridad lo hizo sentirse enfermo del estómago.
Si no lo paraba aquí, iba a tener más problemas que la hembra desaparecida. Iba a terminar muerto, ya fuera por que cayera en combate o por que Wrath le diera un caso serio de bota-en-el-culo.
Miró hacia Qhuinn. Hombre, la dura expresión en esa cara perforada estaba justo en la línea en la que una amistad no podía recuperarse – la clase de cosa que no tenia que ver con que Qhuinnfuera un chico rudo, sino mas bien con John siendo la clase de idiota con la que nadie quería salir.
Caminó hacia el macho, quien se mantuvo firme a pesar de que fuera a ser tirado hacia elcoche. Cuando estiró su mano, hubo una larga pausa.
“No soy el enemigo, John.”
John asintió, enfocándose en la lágrima tatuada bajo el ojo del tipo. Retirando su palma, hizo señas, Eso lo sé. Es soló… necesito encontrarla. ¿Y qué si ese asesino era la forma de hacerlo?
“Tal vez lo era – pero el punto se hizo critico y va a tener que elegirte a tí en lugar de ella algunas veces. Por que si no lo haces, no va haber manera de que sepas qué es lo que pasó. No puedes buscarla desde el interior de un ataúd.
No pudo encontrar la manera de rebatirle.
“Así que escucha, tú, jodido loco, estamos en esto juntos.” Qhuinn dijo suavemente. “Y estoy aquí para asegurarme de que no despiertes muerto. Me comprometo, lo hago. Pero tú debes de trabajar conmigo.”
Voy a matar a Lash, señalo John deprisa. Voy a sujetar su garganta en mis manos y voy a mirar en sus ojos mientras muere. No me importa cuento me cueste… pero sus cenizas estarán dispersas en la tumba de ella. Lo juro por…
¿Qué podía jurar? No por su padre. No por su madre.
… lo juro por mi vida.
Cualquiera hubiera tratado de aplacarlo con un montón de mierda de ten-fe, debes-creerlo. Pero Qhuinn golpeó su hombro. “¿Te he dicho últimamente cuanto te quiero?”
Cada noche que vienes conmigo a tratar de encontrarla.
“Esto no es por el jodido trabajo.”
Esta vez cuando john le extendió la mano, su amigo la usó para atraerlo en un gran abrazo. Luego Qhuinn lo empujo lejos y miró el reloj en su muñeca. “Debemos apresurarnos a St. Francis Avenue.”
“Tienes diez minutos.” Trez puso su brazo alrededor del chico y comenzó a caminar hacia la puerta trasera a la cocina. “Vamos a limpiarlos. Pueden dejar la Hummer en nuestro garaje y cambiaré las placas mientras no están.”
Qhuinn miro a Trez. “Eso es jodidamente bueno de tu parte.”
“Seee, soy un príncipe, bien. Y para probarlo, hasta les diré todo lo que sé de Benloise.”
Mientras John los seguía adentro, el hecho de que no hubieran obtenido nada del asesino lo centró, lo armoó de valor y lo llevó más lejos.
Lash no iba a dejar Caldwell. No podía. Mientras fuera la cabeza de la Lessening Society, iba a estar pie con pie con la Hermandad, y los hermanos no estaban huyendo de la ciudad – la Tumba estaba aquí. Y aunque todos los civiles vampiros se habían dispersado, Caldie seguía siendo el punto central de la guerra porque no habría victoria para el enemigo si los Hermanos aún respiraban.
Tarde o temprano, Lash iba a resbalar y John iba a estar ahí.
Pero maldita fuera, el tipo le agotaba. Realmente lo hacía. Sin noticia de lo que pasaba cada noche....aquello parecía una eternidad en el infierno.

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